Hoy, hace un año; usé por primera vez la frase «agility enabler» para describir mi visión de un camino de búsqueda incesante de la coherencia entre el «titular» que se ostenta, el ejercicio profesional y el logro de resultados auténticos de la labor de los practicantes de métodos ágiles, comenzando por la crítica personal a mi propio trabajo asesorando a organizaciones en sus jornadas de transformación. Ésta fue una decisión de gran impacto a nivel profesional y personal; mayor del que esperaba.
Varias reacciones tras la publicación
Tras la publicación, hubo reacciones. Muchas de ellas sintonizadas a la visión propuesta. A través de sus comentarios, varias personas encontraban en «agility enabler» una respuesta a un sentimiento similar al que sentía al auto-describirme como ‘Agile Coach’, a tal punto de modificar su descripción en LinkedIn. Fue algo realmente inesperado el ver cómo esto crecía. Fue algo inesperado…y preocupante al mismo tiempo.
Esta preocupación crecía dentro de mi reforzando un llamado de consciencia sobre las consecuencias que este nuevo «título» pueda ocasionar en el accionar laboral, la potencial tergiversación del propósito original e incluso su impacto en el mercado; este último, bastante afectado ya por la proliferación de certificaciones, títulos y roles. Y a pesar que desde el principio expresaba explícita e intencionalmente que «agility enabler» es una responsabilidad más que un título, comprendí que el propósito detrás es algo que debe aclararse, cuidarse y cultivarse de forma más dedicada, con mayor ahínco y presencia. Es parte de mi responsabilidad, mi compromiso; y trabajaré para aquello.
Mi viaje personal
De igual manera, hubo reacciones no a favor; una fuerte crítica en contra de la idea. Este fue un proceso personal interesante. De cien comentarios que tenía en las redes, bastaba sólo uno negativo para clavarse en mi mente por días y noches. Al principio, sentía mucha frustración, ya que las «críticas» no apuntaban hacia encontrar algo en la propuesta que estuviera mal y que tenía que ser mejorado o eliminado. Preguntaba dentro de mi, una y otra vez sin cesar: «¿Pero cuál es la crítica en realidad? ¿Díganme qué parte no les parece? ¿Qué referencia científica no utilicé correctamente? ¿Qué harían diferente? ¿Han leído al menos la propuesta?». Aquella sensación de no sentirse comprendido. Después del enojo sobre la falta de respuestas contundentes, venía la recaída anímica. Nunca me sentí tan vulnerable en toda mi vida; al punto de dejar de escribir sobre agilidad…hasta el día de hoy; no porque no tuviera nada que decir (por allí tengo como 19 artículos en borrador dentro de este blog), sino por cómo sería recibido. Mi confianza estaba minada, por los suelos.
«Una crítica sin una solución, es simplemente una inflación del ego del crítico».
– Haemin Sunim
A esto se le suma una desilusión general sobre la «agilidad en Latinoamérica»: el ver cómo proliferan Agile Coaches tras formaciones de pocos días o simplemente porque una consultora te pone el título, sobre las comunidades ágiles y quienes se apropian de ellas escondiendo sus propios intereses, sobre la poca evolución del ejercicio ágil en práctica, los eventos, los gurús, las certificaciones, los cientos y cientos de frameworks, las transformaciones cosméticas, los ex-consultores que pasan a liderar transformaciones, cargados con enormes egos y que no buscan transformar nada, sino sobrevivir en la organización, entre otras cosas. No me daban muchas ganas de escribir.
Tras muchos meses de lectura, conversaciones y reflexión -de amigos que se fueron, y otros que llegaron; de mirarme internamente y exponer mis temores bajo un sentido de aprobación; descubrí y comprendí que cualquier proceso creativo es vulnerable, y es que esto está bien. Que los comentarios son inevitables y que no todos estarán de acuerdo; y de la forma que esto te nutre, te revitaliza, te reta, te ayuda a crecer. A recibirlos con respeto y agradecimiento. A partir de aquí, todo comenzó a fluir nuevamente.
“Es mejor atreverse a cosas grandes, cosechar triunfos gloriosos aún marcados por el fracaso, que aliarse con esos pobres espíritus que ni mucho ganan ni mucho sufren porque habitan en la penumbra donde ni la victoria ni la derrota se conocen.”
– Theodore Roosevelt
agility enablement es en lo creo, es en lo que me estoy preparando, lo que hago y lo que quiero aportar. Es probable que me equivoque, que cometa muchos errores; más prefiero errar intentando hacer lo que considero correcto, a estar sentado en la comodidad del lado impasible de la crítica vacía. Esta es mi convicción.
¿Qué viene ahora para ‘agility enablement’?
En este camino, he tenido la fortuna de contar con personas y profesionales increíbles. Carlos y Marcelo le están imprimiendo una dinámica armoniosa, desafiante, fluida; con perspectivas y aportes frescos traídos de sus ámbitos de expertise. Adicionalmente, el feedback de amigos agilistas y profesiones de otros ámbitos, están enriqueciendo el enfoque y llevándolos a zonas que no imaginé inicialmente. Brevemente, de lo que se viene:
- Primer caso de estudio de la aplicación del modelo y el trabajo de las dimensiones de agility enablement, más evidencia del crecimiento de destrezas sistémicas y de su impacto en la agilidad de la organización;
- Serie de artículos sobre las destrezas organizacionales que habilitan la agilidad empresarial;
- Generación de contenido mejor detallado, toolkit y recursos descargables sobre el modelo;
- Mejoras en el sitio web y redes sociales;
- Club de Lectura Virtual sobre los fundamentos de agility enablement y pensamiento sistémico;
- Ponencia sobre agility enablement en la CAS de este año en Barcelona.
Un año después y el camino apenas comienza
agility enablement es un ejercicio de descubrimiento colectivo, el cual decidimos llevarlo con calma, conciencia y prolijidad. Entendiendo que todo proceso creativo es vulnerable, agradezco a aquellas personas que con sus diversos puntos de vista, aportes y propuestas están ayudándonos a mejorarlo; muchas gracias y bienvenidos siempre.
Gracias por leer,
Johnny