​ Shu Ha Ri: la historia del samurái y sus tres hijos

«Shu Ha Ri» es uno de los conceptos más populares en el mundo ágil y es utilizado comúnmente como analogía para describir las etapas de madurez en el dominio de una técnica o maestría sobre algo.

La interpretación más utilizada que he visto es: «Seguir la regla, adaptar la regla, romper la regla». En alguna ocasión, leí una interpretación de Ri como: «Ser o convertirse en la regla». Esta me gustó más. Todas estas variaciones son muy utilizadas en actividades de trainning, mentoring, coaching, comunidades, artículos, modelos de evaluación de equipos y roles ágiles, y otras aplicaciones. Me atrevería a decir, que es conocido por todo agilista.

Sin embargo, -y con todo respeto- pienso que estas interpretaciones pueden ser simplificaciones que limitan la comprensión de la esencia y el obtener el beneficio del significado trascendente.

Para explicarme un poco mejor, permítanme compartir con Ustedes cómo aprendí el concepto del Shu Ha Ri; gracias a la historia que me contó un gran amigo y mentor japonés. Esta historia le fue contada por su abuelo cuando era muy joven y me la narró de la siguiente forma:

«En la época del Japón feudal, había una vez una familia de un samurái con sus tres hijos. Este samurái fue requerido para una misión que tardaría siete años. La noche antes de partir, durante la cena; el samurái pidió a sus hijos que en su ausencia nunca dejaran de practicar el arte de la espada y de honrar el código del guerrero. Los tres hijos asintieron y juraron ante su padre. Siete años después, el samurái estuvo de regreso. Esa noche, durante la cena; el samurái preguntó a sus hijos si habían honrado el juramento que hicieron ante él al momento de su partida. Todos asintieron y afirmaron haber honrado la promesa.

Antes de dormir, el samurái pensó: «¿de qué forma puedo darme cuenta que en verdad han practicado y cumplido su promesa?». Ideó una prueba que pondría en marcha en la mañana siguiente. Amaneció, y muy temprano el samurái preparó la prueba. Colocó una cubeta de madera con agua en el filo superior de la shoji (puerta deslizante japonesa), y él se sentó dentro de la habitación.

 Entonces llamó a su hijo menor, quien esperaba junto a sus hermanos fuera de la casa, con sus espadas en la cintura. Al abrir la puerta, la cubeta cayó a toda velocidad. Golpeó la cabeza del hijo menor, pero antes de que cayera al piso…este sacó la espada y la dividió en dos con mucha destreza. El samurái hizo una reverencia ante su hijo. Luego, armó nuevamente la trampa y llamó a su segundo hijo. Al abrir la puerta, la cubeta cayó a toda velocidad, el segundo hijo se da cuenta, la esquiva…y antes de que cayera el suelo…desenvaina la espada y parte la cubeta en dos. El samurái hizo una reverencia ante su hijo. Finalmente, arma la trampa y llama a su hijo mayor. Al abrir la puerta, la cubeta cae a velocidad; el hijo mayor se da cuenta…y levanta su mano para sostenerla en el aire sin que cayera ni una gota de agua. El samurái hizo una reverencia ante su hijo.»

– «Y eso es Johnny: Shu, Ha y Ri»…terminaba la historia mi amigo. Hasta aquí, estaba algo atónito…tratando de descifrar la moraleja. No era claro para mí, de qué forma esta historia se conjugaba con la concepción de Shu Ha Ri que tenía en ese entonces. Al ver mi cara de confusión, mi amigo me dice:

¿Qué piensas? ¿te gustó la historia?.

«Me encantó!», le respondí, «…pero no logro comprender aún.»; y posteriormente me hizo una reflexión que hasta hoy, considero uno de los mejores regalos de que me han realizado.

«Shu Ha Ri» no se trata únicamente del dominio de la técnica. Se trata de la consciencia de tu entorno y el manejo de tu energía. En el nivel más alto de maestría, cabe la búsqueda de la más pequeña acción que genera el máximo impacto posible utilizando el mínimo de energía, sin romper la armonía con tu entorno. Acción sin acción, estar presente, ser consciente…más allá de la destreza de la técnica.

En la historia, todos eran diestros en el uso de la espada; más, la diferencia entre el hijo menor y el hijo mayor, es que este último sabía cuando usar la espada…y lo más importante, cuando no usarla. Me decía también, que hay variaciones de la misma historia pero con la temática de la ceremonia del té, escritura japonesa y otras artes; y múltiples enseñanzas alrededor, por ejemplo: el orden en el que el samurái llama a sus hijos, hace referencia a que llegar a un nivel de consciencia más profundo toma tiempo, y entre más viejo mejor usas tu energía…que es difícil identificar a una persona en nivel Ri, y que por lo contrario de lo que se pensaría, a mayor nivel de maestría, más quieto, más callado y más humilde se vuelve la persona.

Gratamente asombrado y todavía con mi cabeza dando vueltas, le agradecí a mi amigo. Esta reflexión sigue conmigo en cada paso de mi vida y mi carrera; y espero sinceramente que les ayude en su proceso de crecimiento personal y el de sus equipos.

Gracias por leer.

Transformación ágil: ¿qué significa realmente?

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“Transformación ágil” es el juego de palabras que más he escuchado o leído en este año. Sólo una evidencia más de la tendencia en la que se ha convertido la Agilidad gracias al impetuoso deseo de un número creciente de compañías de “incorporar Agile” dentro de sus operaciones.

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Sin embargo, cuando escucho a un ejecutivo o a un Agile coach: “Tenemos que ir hacia una transformación ágil..”, siento que se subestima el verdadero alcance e implicaciones de esta proposición.

De oruga a mariposa: no es un cambio, es una transformación radical

Muchos reconocidos agilistas usan esta metáfora “de oruga a mariposa” para ilustrar un proceso de transformación y muestran imágenes donde se observan los pasos a través de los cuales una oruga se convierte en un animal radicalmente diferente. Pero estamos observando el proceso desde afuera, como espectadores.

¿Qué sucede en realidad dentro del capullo? Pues básicamente la oruga se digiere a sí misma. Destruye sus tejidos a través de sustancias que genera consumiendo sus órganos y más del 90% de estructura actual, dejando solamente una parte de su “esencia” que soportará el nuevo cuerpo que viene después.

Durante el proceso, un cierto grupo de células se mantiene a partir del cual se crearán nuevas clases más especializadas a través de las cuales se formarán la nueva estructura, nuevos órganos y nuevas funciones (ojos, antenas, alas, etc.). Este proceso es más que un cambio estético hacia una hermosa mariposa, es casi como generar desde cero un animal completamente diferente desapareciendo su originador. Es radical, destructivo y creativo a la vez, toma tiempo y necesita las condiciones necesarias para llevarse a cabo.

¿Qué implica la transformación ágil para las empresas?

Una transformación ágil va más allá que adoptar prácticas técnicas, marcos de trabajo como Scrum o del ámbito de TI. Desde mi perspectiva también deben revisarse aspectos como:

  • Estructura y diseño organizacional: debe revisarse y rediseñarse el OBS (Organizational Breakdown Structure), revisión de los niveles jerárquicos y  de las áreas.
  • Gestión del Talento y Cultura (antigua área de RRHH): los procesos de contratación (Hiring), Aprendizaje organizacional (adquisición y difusión de conocimiento), esquemas de incentivación, planes de carrera, motivación, infraestructura y adecuación física.
  • Trabajo con proveedores: modelos de contratación, esquemas de facturación y modelos de colaboración.
  • La dinámica con las áreas centrales: deben revisarse las dinámicas de interacción con las áreas de Marketing, Legal, Financiera, Riesgos, Medios y comunicación.
  • Estrategia y alineamiento: las dinámicas y frecuencias de las planificaciones estratégicas deben dirigirse hacia un paradigma de planificación adaptativo, de corto plazo y de cambio de rumbo; mecanismos de priorización y uso de la capacidad organizacional (presupuestaria y de conocimiento).
  • Liderazgo: es vital repensar seria y profundamente sobre el estilo de liderazgo y las personas que lo ejercen. Puede implicar la remoción de personas en diferentes niveles; la formación y el acompañamiento  son intensos (al menos al inicio); es necesaria mayor diversidad.
  • Relacionamiento con el cliente y el mercado: diseñar nuevas formas de acercarnos a los clientes y escucharlos, fortalecer los círculos de feedback, modelos de relación y colaboración con StartUps, entre otros.

No es lo mismo  “transformación ágil” que “optimización ágil”

La incorporación de prácticas ágiles y una mayor interiorización de los principios -independiente del framework usado- producen mejoras que paulatinamente se hacen visibles (no siempre los beneficios de la agilidad son percibidos inmediatamente). Menor “Tiempo de Espera” (Lead Time), más entregas, mayor calidad, menos desperdicio.

Todo esto es muy bueno, pero en realidad no es transformación. Si la compañía no se ha re-estructurado en buena medida en las dimensiones antes mencionadas considerando convertirse en otro tipo de animal tomando en cuenta pilares como los propuestos por Luis Mulato (5 Guías para Organizaciones Ágiles); habrán sido buenos cambios más no transformación. Si yo visito una compañía dentro de un año o dos y observo -por ejemplo- los mismos métodos de contratación, los mismos esquemas jerárquicos o el mismo estilo de liderazgo; en realidad no habrán cambiado mucho.

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5 guías para las organizaciones ágiles por Luis Mulato

Conservar la esencia

«Organisational transformation needs to be crowdsourced, change needs to be rolled up.»

– Gary Hamel

Al igual que la oruga, que conserva una parte de sí misma y trasciende durante la transformación, la empresa debe dibujar y preservar su esencia. Los valores, la visión, los principios de una organización ágil. Con esto en mente, la agilidad será una buena forma de avanzar por el camino. Es desafiante, en ocasiones atemorizante, conlleva tiempo. Perseverancia, coherencia y acción son las bases para la transformación.

Gracias por leer y por su feedback.

Johnny

Referencias

https://www.scientificamerican.com/article/caterpillar-butterfly-metamorphosis-explainer/

http://www.flightofthebutterflies.com/life-cycle/

http://www.forbes.com/sites/stevedenning/2016/11/27/gary-hamel-can-big-firms-be-agile/#10a7cdf714f6

Agilistas: Empatía con el Management

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En los procesos de transformación ágil en los que he podido participar, he visto que generalmente las personas en las que se acumula mayor presión generada por proceso -y quizás mayor frustración y «sufrimiento»- son aquellas que pertenecen a la capa media de gestión, el middle-management: gerentes, directores, coordinadores, líderes.

Veamos un par de escenarios. En un proceso de adopción bottom-up, Agile y métodos como Scrum empoderan a los equipos y les invita a desatar todo su talento y autonomía. Toman sus decisiones, definen acuerdos, fomenta el compromiso y el desarrollo de sus habilidades tanto técnicas como de trabajo en equipo. Normalmente, están muy motivados y entusiastas…aunque no se tenga toda la certeza de algunas cosas.

Desde una perspectiva top-down, los beneficios de la Agilidad hacen eco el staff Ejecutivo -Presidentes, Vicepresidentes y altos Directivos. Mejorar el Time-to-Market, incrementar la Calidad, procesos más eficientes, mayor satisfacción de los Clientes, alineamiento y visibilidad, flexibilidad; son cualidades deseables de un negocio saludable en vista de adaptarse, mejorar y crecer. Estos elementos coinciden con las expectativas de negocio y el lenguaje estratégico. Quizás con algo de escepticismo, pero el mensaje es muy bien recibido en este nivel.

De pronto, las personas del nivel medio de gestión se ven en una reunión en la que ya sea, por arriba o por abajo; el mensaje principal es: «Nos vamos hacia Agile!». Al principio posiblemente no se tenga mucha conciencia de lo que esto significa: «Una metodología más, ¿no?», pero no pasa mucho tiempo en evidenciarse que la propuesta hace cimbrar los cimientos en la forma de cómo se conciben el trabajo, los proyectos, la gestión; y los propios paradigmas respecto a la ingeniería y dinámicas de equipo; sin hablar de hábitos y de la cultura de la empresa.

Comienza entonces la tensión.

El sufrimiento en la capa intermedia

Enfocándome en los Gerentes de proyecto, al ser responsables por los resultados de la ejecución, sienten la presión de lograr las promesas de negocio sin contar con mucha certeza de cómo hacerlo en la nueva dinámica de trabajo. Y ven poco a poco como muchas de las funciones de las que se encargaban habitualmente se delegan a varios roles encarnados por otras personas (comúnmente): la gestión del alcance, monitorización y métricas, lineamientos de organización de equipos; etc.

Para empezar, en métodos como Scrum no existe de forma explícita el rol de Gerente de Proyectos, lo que hace pensar de que este rol -más no sus funciones-, es innecesario en entornos ágiles. No comparto, pero sí que hay consultores y coaches que así lo manifiestan. Lo mismo sucede con Arquitectos, Directores de Programa, Líderes funcionales, etc. Es claro, Scrum fue creado bajo una visión de trabajo creativo en equipo (no sólo de desarrollo de software), no estaba pensado para enfoques empresariales tradicionales.

Las destrezas y habilidades que hicieron grandes a estos gerentes ya no son requeridas de la forma como la venían desempeñando. La planificación a largo plazo y el levantamiento del detalle temprano no van más, adiós a la negociación del triángulo de acero como lo conocíamos, SRSs, documentos funcionales pesados, análisis y arquitecturas detalladas up-front quedan en el recuerdo. Técnicas, artefactos y métricas comunes (WBS, Gantts, CPI, SPI, etc.) son reemplazadas rápidamente con planes de Release, Burndown charts,  Velocidades, Story Maps, etc. Hay que re-aprender gestión de proyectos de software.

Los consultores y coaches comienzan a cuestionar su lenguaje, hábitos y estilos de liderazgo, «Ya no digas recursos, son personas» (comparto plenamente), algo tan arraigado en la cultura de gestión . Ya no se puede pedir al equipo que se queden hasta más tarde porque vamos atrasados, ahora el equipo decide, etc., etc.

La organización y el mismo Gerente comienzan a preguntarse sobre la relevancia del rol tal como se conocía, y definitivamente debe existir una transformación que tiene implicaciones a nivel funcional y por supuesto a nivel humano. Comienza entonces un estrés más profundo a nivel personal.

Empatía con el Management

¿Podría existir un milagro tan grande para nosotros, que el de mirar a través de los ojos de otros por un instante?

– Henry David Thoreau

Existe un cierto antagonismo entre una gran parte de agilistas y los roles de gestión. También me pasó. Recuerdo mis días de Scrum Developer y de Scrum Master que junto a los demás compañeros del equipo nos quejábamos de ellos y decíamos que deben desaparecer, «No Managers!», nos auto-organizamos ya no son necesarios, no aportan valor, son dinosaurios, Holacracy y así por el estilo…todo mientras nos tomábamos una cerveza luego de la retro y andábamos en zandalias por todo el lugar. Sí, era divertido, era joven :)…pero les comento, que esto está alejado del propósito real de la Agilidad que es buscar mayor bienestar de las personas mientras entregan valor a través de su trabajo.

Yo no creo que los Gerentes sean malas personas. En verdad. No creo que digan «son recursos» porque vean a los equipos como baterías que se pueden reemplazar cuando se gasten (al menos los buenos Gerentes no lo ven así). Pienso que este lenguaje, mindset, hábitos y demás son producto de su formación y por supuesto de la organización, del sistema. Pienso que al igual que el resto, ellos quieren que el negocio mejore y que la empresa y los equipos crezcan. Se están enfrentando a una realidad que les desafía a re-aprender muchas cosas, crecer profesionalmente y mejorar personalmente…y es nuestra labor como coaches y agentes de cambio ayudarlos a encontrar su camino.

¿Qué se puede hacer? Aquí algunas sugerencias :

Ayúdelos a encontrar su lugar

Los roles y funciones se vuelven confusos en un proceso de adopción ágil, es un momento de transición. Como mencioné, Scrum no muestra de forma explícita un rol de gerencia, sin embargo hay compañías que mantienen el rol. Si existe, ayúdeles a comprender que el paradigma de gestión cambia profundamente con Agile, de Gerentes a Líderes de Servicio; las personas no se gestionan, el sistema se gestiona; ahora son habilitadores para que los equipos fluyan, preocuparse auténticamente en el bienestar de los equipos, entre otros.

Si este rol desaparece de la organización, ayúdelos a identificarse con los nuevos roles y hágale entender las destrezas y responsabilidades requeridas para ellos. Quizás le guste más el tema de ser Product Owner, o se enfoque más hacia el crecimiento del equipo y se convierta en Scrum Master; o sus equivalentes en escala (Product Manager/Chief Product Owner, Chief Scrum Master, etc.). Si usa otros frameworks, invítelos a revisar los roles y ofrezcan la guía necesaria donde con sus destrezas y mentalidad sean apropiados y se sientan a gusto.

Ayúdelos a prepararse

Haga charlas, hable sobre los valores y principios, métale Management 3.0 por los ojos, envíenles información, artículos, libros, hábleles de las certificaciones (muchos agilistas me matarán aquí por el tema de las certificaciones 🙂 ), motívelos a aprender. Ayude a comprender lo subyacente detrás de los métodos. Explíquele los artefactos y ayúdelos a dibujar tableros para sus actividades, a ellos también les gustaría embarcarse en la onda de pegar papelitos y lo demás, apóyelos.

Involúcrelos

Hágalos partícipes de las iniciativas de cambio durante la transformación ágil. Trabaje junto con ellos en alguna de ellas y luego pídales comprometerse ellos solos, o en equipo de directores, como sea. Conviértalos poco a poco en agentes de cambio y en parte del equipo de transformación. Si logra de a poco cambiar su mentalidad y comportamiento, serán faros y guías para propagar la cultura que se desea en la organización.

Evite el «ellos» vs «nosotros»

Intégrelos al trabajo del equipo, invítenlos a las ceremonias y que perciban la agilidad de la mano de los equipos….por supuesto, hable con los equipos para que tengan apertura necesaria y que sean bien recibidos. Discutan los tableros, argumenten de forma sana y genere la cercanía necesaria para hacerlos sentir «parte de». Ya basta de «los ágiles» y los «no ágiles».

Acompáñelos

Hágales coaching. Converse con ellos, haga sesiones One-to-One, lleven una bitácora de coaching, entregue consejos para que mejoren sus destrezas personales y habilidades blandas. Ayúdelos a mejorar como Líderes y como seres humanos.

Pensamientos finales

Como agilistas siempre estamos hablando de empatía: empatía con el usuario, UX, Design Thinking y más. Mi invitación es aplicar esta misma habilidad de «empatizar» -e incluso las mismas herramientas y técnicas que usamos en los equipos- con las personas en la mitad del sánduche (¿por qué no?: haga un Empathy Map, cree Personas). Los procesos de transformación ágil representan un cambio trascendental y muy profundo dentro de las empresas, con impacto a nivel organizacional, cultural y personal. Póngase en los zapatos del management, mire a través de sus ojos, sienta con su corazón. Esta capa es fundamental para el éxito de la transición, para obtener los beneficios esperados y para generar la cultura ágil que queremos ver en todas las organizaciones a las que visitamos.

Como dirían acá en Colombia: ¡Hágale mija! o ¡Hágale mijo! 🙂

Gracias por leer.

Johnny

¿Cambiar Comportamientos = Cambiar Cultura?

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A medida que se avanza en los procesos de transformación hacia Agile en organizaciones de cualquier tamaño o giro de negocio, se hace cada vez más evidente que precisamente el obstáculo más fuerte al que se enfrenta el equipo de transformación y el proceso como tal, no tiene que ver tanto con el entendimiento del método o framework seleccionado, y más bien este posee aproximaciones hacia índoles humana y sistémica; el tema es cultural. Ya lo decían las encuestas: la habilidad de cambiar la cultura organizacional es la barrera más grande en la Adopción Ágil.

«A nivel de iniciativa ágil, los encuestados citaron a la cultura organizacional o una resistencia general al cambio como las barreras más grandes hacia una adopción ágil, seguido de no contar con el conjunto de habilidades correctas.»

– 9th Annual State of Agile Survey, VersionOne

De aquí que el verdadero desafío consiste en trabajar en influenciar -más que «cambiar»- la cultura organizacional vigente del grupo (equipo, área u organización). Por lo tanto, los miembros del equipo de transformación son Agentes de Cambio inherentemente, y es necesario enfocar iniciativas para lograr figurar una nueva cultura donde la Agilidad florezca en múltiples niveles; una cultura de transparencia, confianza, colaboración y preocupación auténtica por las personas. Y esto por cierto, no es nada fácil.

Y entonces te pones a leer, a comprender y aprender cómo hacerlo. Y en este aprendizaje me he encontrado con un pensamiento compartido por algunos excelentes coaches y amigos que dice: Comportamientos = Cultura. Cambiar comportamientos = cambiar Cultura. Suena coherente en verdad, pero tras mi experiencia y profundizando sobre el asunto, comienzan a aparecer mis conflictos. No creo que esto sea tan simple ni que funcione de esta forma, y pretendo explicarlo a continuación.

El comportamiento es sólo el aspecto visible de la Cultura

En varios procesos de adopción en compañías donde he tenido la oportunidad de participar, comienzan aplicando las reglas del método o framework seleccionado para traer agilidad. Algunos me dicen: «Sí, somos ágiles…aplicamos Scrum y todas las ceremonias y roles». Entonces pienso, «Okay, veamos más de cerca.»  Al principio cada persona del equipo comienza a ejecutar su rol muy proactivamente, se levantan, responden sus preguntas, una buena ejecución y cumplimiento del método; pero se siguen percibiendo rastros del esquema de pensamiento y actitudes anteriores; ciertas disfunciones y algunas muy sutiles de detectar: el reporte al jefe (que ahora es Scrum Master o Product Owner), personas algo tímidas en comentar los problemas, justificaciones por el no cumplimiento del trabajo, mediciones de desempeño ahora de la forma ágil (Velocity u horas) pero con el tinte tradicional, ejecución mecánica de las ceremonias o prácticas sin la verdadera comprensión del beneficio, entre otras «reglas no escritas».

Uno de los gráficos que uso con frecuencia para explicar qué entendemos como cultura es la siguiente pirámide basada en el enfoque de William Ouichi, -el mayor precursor de la Teoría Z-:

Agile como una Cultura

Es como un iceberg, lo único que vemos -los comportamientos- es sólo la punta; lo de abajo es más interesante. A pesar de la aparente buena ejecución del framework, los cimientos culturales anteriores se mantienen o se modificaron muy poco. Claro, quizás sólo sea el principio, pero no deja de ser una «agilidad cosmética», poco profunda. Sin embargo, si se aleja y observa el conjunto, podría apreciar un comportamiento homogéneo en función de lo establecido.

Pensando detenidamente, considere que el comportamiento del grupo -algunas de las disfunciones descritas arriba- son el reflejo de la verdadera cultura imperante; es como el aire alrededor; difícil de señalar pero saben que está allí. Significa que la cultura está lejos de cambiar con sólo la ejecución de prácticas o reglas.

El comportamiento es un resultado

Son nuestras creencias, nuestra formación, nuestros modelos mentales, nuestras experiencias, la sociedad…y en sí, nuestro mindset los que dibujan nuestro comportamiento, y no al revés. Pero no es lo único, dentro del contexto organizacional la forma en cómo se llevan las cosas dentro de la organización, la naturaleza de las tareas, los flujos de información, la estructura y procesos influencian la forma en la que actuamos.

High Altitude Leadership

Cambiar Cultura es trabajar sobre el mindset: Incepción u Origen

Estaba en una de las primeras reuniones con el staff ejecutivo de una compañía para inducción sobre Agile y el framework en específico que seleccionamos. Entre los asistentes, unos de los VPs, el más fuerte de carácter y quien veía con mayor escepticismo el tema de Agile. Todos habían leído al respecto, pero el taller era más que necesario para profundizar.

Queríamos explicar el concepto del Costo de la Demora (Cost of Delay) y realizamos uno de aquellos ejercicios lúdicos con todos los presentes en la mesa, ya saben…comenzamos simulando el flujo tradicional y luego lo enfocamos como flujo de valor y tomamos los tiempos, las variaciones y todo lo demás…y este Ejecutivo tuvo un momento ¡A Ha!, se detuvo a explicarlo porque creo que sentía las ganas de exteriorizarlo y dijo algo como: «es increíble la cantidad de desperdicio que estamos generando». Al siguiente día, reunió a su equipo de Managers y propuso cambios interesantes. Él comprendió que la forma con la que estaba acostumbrado a trabajar estaba lejos de ser eficiente y que su presión -en el buen sentido de sacar las cosas- estaba generando frustración en los equipos, y lo más importante; el impacto que esto tiene en la economía de la organización. Él cambió su comportamiento y argumentos.

«No es lo mismo conocer algo que comprender algo.»

Okay, ¿recuerdan a Leo Dicaprio en la película Inception / Origen? Acá pasó algo similar, la comprensión de la idea, de los principios detrás de la práctica generaron un nuevo comportamiento. No hubiera ocurrido lo mismo si sólo le decíamos al gerente que establezca WIP contraints en su tablero Kanban o que reduzca el tamaño de los lotes (por ejemplo). El cambio se generó de adentro y se externalizó en un nuevo comportamiento. Lo mismo a nivel de proyecto, hacemos una Inception como una actividad de entendimiento compartido, de identificar y comprender la problemática a resolver, de estar todos alineados, de que salgamos con la misma imagen en la mente de todos.

¿Cómo ser como Leo Dicarpio? Utilice herramientas: SAGAs, StoryTelling, experiencias lúdicas, practique con el ejemplo, module su lenguaje, haga inceptions.

Cambiar Cultura es trabajar sobre el sistema: el qué y el cómo

Una parte del cambio se genera a nivel individual, pero es necesario reconocer que mucho de la cultura en una organización se dibuja a partir del sistema de gestión existente. A grandes rasgos el sistema de gestión está formado por el cómo se hacen las cosas y qué cosas hay que realizar. Los procedimientos, las métricas, procesos de evaluaciones y recompensas, planes, organigramas, estructuras y otros, dibujan la cultura organizacional. No es de sorprenderse que cuando una persona llega a una compañía, poco a poco la cultura de la organización dibuja su comportamiento, la cultura se contagia.

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Para tomar un ejemplo, imagine a las personas de mesas de servicios o atención de tickets de una empresa de servicios a internet; si el esquema de medición está basado en cuántos ticktes pueden cerrar, la persona se enfocará en cerrar la mayor cantidad de tickets como medida de buen desempeño de su trabajo, entre más tickets cerrados y con el menor tiempo de vida es mejor; lo que hace perder el foco de que el verdadero servicio es entregar soluciones a los clientes. Me ha pasado centenares de veces con los proveedores de internet en Ecuador, te piden que llames y generes otro ticket para quejarte; y hablan muy rápido porque quieren despacharte rápido para tomar otro ticket. Observe, sólo la forma en la que se mide el «desempeño» de una persona, generará un comportamiento determinado en aquella persona.

«Culture is no more likely a target than the air we breathe. It is not something to target for change. Culture is an idea arising from experience. Our idea of the culture of a place or organization is a result of what we experience there. In this way, a company’s culture is a result of its management system.»

– David Mann, Creating a Lean Culture

Si realmente se desea crear una nueva cultura organizacional, es necesario cambiar el sistema de gestión. Por lo tanto el enfoque debe ser sistémico, evitar la optimización de una parte y pensar que lo más importantes es la interacción de las partes y cómo fluye la información a través del mismo.

Cambiar Cultura es duro, ésta se defiende

La cultura organizacional es un memeplex. Una linda y acertada analogía que plantea el gran FlowSensei (Bob Marshall). ¿Qué significa? Cada elemento de la cultura organizacional anteriormente mencionado es un meme (y no me estoy refiriendo a las imágenes con textos alusivos del Facebook). Un meme es una idea que se refuerza a sí misma. De los elementos de la cultura organizacional, la idea del correcto Liderazgo, de los roles y estructura existentes, políticas y demás…están allí porque se consideran respuestas correctas a varios problemas. Por ejemplo, he escuchado cosas como: «colocamos managers porque sino los developers no hacen su trabajo», «generamos actas porque sabemos que no van a cumplir» y cosas similares. Cada argumento justifica su razón de existencia y se refuerza así mismo, generando nuevos paradigmas.

Organizational Culture is a Memeplex

Un memeplex es un sistema de memes que actúan en coordinación (cultura), y se comporta como un sistema inmune hacia elementos foráneos que pretenden cambiar la estabilidad del sistema. El sistema repele los cambios como una forma natural de defensa.

“La Cultura es el sistema inmune de la organización.” – Michael Watkins

Nuevamente, el enfoque es sistémico. Si el equipo de Agentes de cambio se enfoca en sólo un aspecto o sólo en desarrollo de software, la misma cultura se encargará de desayunarse sus iniciativas de cambio haciendo que todo el proceso se deteriore, minando la confianza de la organización y frustrando al equipo. Es vital trabajar con las capas de liderazgo.

Si la Cultura cambia se reflejará en nuevos comportamientos: de mindset a comportamientos, no al revés

Como los comportamientos son un resultado, a medida que el equipo de cambio trabaje sobre el mindset de las personas y sobre el sistema de gestión de la organización en múltiples niveles, los comportamientos cambiarán como consecuencia. Probablemente, cuando vea a los equipos podrá apreciar adherencia al método y cumplimiento de prácticas, pero si se acerca más apreciará que la dinámica del equipo, su lenguaje y comportamientos actúan en coherencia; incluso los equipos pueden cuestionar una práctica en particular y modificarla, porque comprenden los principios detrás, y esto puede que rompa la homogeneidad, pero está perfectamente bien; ya que todos están enfocados en la entrega de valor. Algunos harán StandUps diarias, y otros StandUps emergentes, algunos usarán, Scrum y otros Kanban; no hay problema siempre y cuando todos estén alineados al propósito del proyecto y la organización. El entendimiento e interiorización de valores y principios dibujan las prácticas y el comportamiento; que consecuentemente dibuja una cultura acorde.

Gracias por leer.

Johnny

Referencias

Escalando el Índice de Felicidad

Medir la felicidad es algo complicado. La felicidad es algo abstracto e íntimamente ligado al aspecto personal, es difícil establecer un valor determinístico que permita concluir «qué tan feliz» se siente alguien. La felicidad es una elección consciente más que una respuesta automática. Sin embargo, dentro de las técnicas aplicadas por los equipos ágiles, existen interesantes herramientas para obtener información relacionada al estado anímico de los equipos y su satisfacción en el contexto laboral. En este sentido, el Índice de Felicidad se concibe como una medida organizacional de la percepción de satisfacción y motivación de los equipos ágiles. 

¿Por qué medir la Felicidad?

«El Compromiso de los empleados es un imperativo de negocio; este es el eje fundamental entre la estrategia y los resultados de negocio.»

– Trends in Global Employee Engagement, 2013

1. Agile es acerca de personas

La Agilidad proviene de las personas, no de los frameworks (Scrum, SAFe o cualquiera). La Agilidad vive en los equipos y florece gracias a un entorno de confianza, transparencia y colaboración auténtica. El impacto de la motivación y la satisfacción de los empleados se ha venido estudiando con atención desde hace un tiempo. A continuación algunas cifras al respecto recopiladas por compañías como Gallup y otras:

Cifras sobre la Motivación en el trabajo

Cifras sobre el Impacto de la Felicidad en el Negocio.

La Felicidad es un asunto serio. Preocuparse por la motivación y el bienestar de las personas es un reflejo de la mentalidad ágil, de un nuevo estilo de gestión, de una práctica saludable y recomendable para Líderes de Servicio, Coaches, Managers, área de Talento Humano y otros.

2. Permite medir promesas de Adopción

En un proceso de transformación ágil en el que participé utilizando SAFe como framework referencial, uno de los desafíos al que nos enfrentamos fue el de cómo medir la «Promesa SAFe» expresada en el siguiente gráfico:

Promesa SAFe

Resultados de Negocio de SAFe – SAFe Foundations

SAFe ha podido obtener estos datos de sus varios casos de estudio documentados. Con relación al engagement de los empleados, sus cifras están alrededor del 10% de incremento. Las preguntas fueron: ¿y cómo lo midieron? ¿y cómo lo medimos nosotros?. El Happiness Index resultó una herramienta útil para este contexto. (Para los otros aspectos, espero publicar pronto algo que puede servir; tema de otro post.)

3. Información que permite enfocar acciones de mejora sobre los equipos

Información valiosa que le permite a Scrum Masters, Coaches y Managers; enfocar acciones sobre aquellos equipos que necesitan mayor atención y protección. Sirve para indagar sobre las causas de su estado anímico, conversar, identificar problemas y actuar en busca de mejorar el bienestar de los equipos.

Se me ocurren otras razones, pero quizás estas sean las más importantes.

Mecanismos para medir la Felicidad

He leído de varios; desde el uso de aplicaciones en nube, encuestas de Google Docs y hasta el conteo de pelotas de tenis; todas muy interesantes.

Mecanismos para medir la Felicidad

Algunos mecanismos para medir la Felicidad

Más que las herramientas, siempre me ha gustado que este tipo de actividades sean muy lúdicas  y divertidas; entonces me gustan más herramientas empleadas en Retrospectivas. Dos de las que más me gustaron fueron el Happiness Profit de mi gran amigo Hiroshi Hiromoto y la variación del Happiness Radar de mi otro amigo Paulo Caroli de su libro Fun Retrospectives.

Happines Profit y Happiness Radar

Happines Profit y Happiness Radar – Técnicas para Retrospectivas

Debido a la información relacionada a varios aspectos, el Happiness Radar fue la elección que tomamos junto al equipo de Scrum Masters. Lo personalizamos y aplicamos en cada retrospectiva para los equipos.

Happiness Radar - Evac 2

El Happiness Radar de la Retrospectiva de un Equipo

Equipos

Equipos en Retrospectiva – Happiness Radar

Escalando el Índice de la Felicidad

1. Recopilación de la Información

Nos pusimos a trabajar y ensayamos nuestro primer sprint con la nueva técnica. Luego de la recopilación en la herramienta física, cada Scrum Master la pasaba a un excel que diseñamos para este propósito, un archivo por equipo.

Radar de Felicidad por Equipo

Archivo de Registro del Radar de la Felicidad por Equipo

Cada archivo era subido a un repositorio de donde una macro en Excel leía la información y la consolidaba en un archivo que unificaba la información de todos los equipos. La periodicidad de medición fue de cada sprint (cada dos semanas). Teníamos que establecer un nivel de automatización para que el proceso sea repetible y que no se constituya una tarea que demande demasiado tiempo, volví a programar en macros después de muchos años 🙂

2. La fórmula

El Happiness Radar es un mecanismo de conteo, es decir simplemente cuenta la personas con un estado anímico sobre un aspecto particular. La idea fue obtener un indicador que represente de la mejor forma la sensación de todo el equipo. Entonces, me basé en la fórmula del Net Promoter Score, usada comúnmente para medir la satisfacción de Clientes sobre un servicio o producto.

Fórmula del índice de la Felicidad

Fórmula del Índice de la Felicidad

La escala es un rango de entre -1 a 1, cuyos valores representan: +1: Equipo Feliz, 0: Equipo Neutral, -1: Equipo Triste. Luego se podría profundizar los aspectos y su valoración.

3. Visualización y Publicación

Quería que estaba herramienta fuera vista y discutida a nivel Ejecutivo y compartida por toda la organización, entonces figuraba en mi mente la mejor forma de presentar esta información, que fuera dinámica, muy visual y al estilo de dashboard o Balance Scored Card y en lo posible vía web. Excel no me iba a ayudar mucho por lo que recordé esta fantástica herramienta (con versiones gratuitas) para la elaboración de vistas y análisis de datos: Tableau nos salvó; así que me puse a «monear» (término ecuatoriano que significa explorar algo sin tener la certeza de lo que realmente estás haciendo, hacer monadas).

La herramienta debería contestar varias preguntas:

  • ¿Cuál es el nivel de motivación general de la compañía?
  • ¿Cuál es el equipo más “feliz” o motivado?
  • ¿Cuál es el equipo más triste?
  • ¿Con qué aspecto están más descontentos?
  • ¿Cuál es la tendencia de la felicidad en el tiempo?
  • ¿Qué equipo o equipos necesitan mayor atención?

De esta forma, el diseño de vistas debería responder de forma rápida estas cuestiones. Luego de mucho café y varios tutoriales en línea, logré crear algo como esto:

Puede explorarlo en línea en este link.

4. El proceso resumido

A modo de referencia, el resumen del proceso en la siguiente imagen:

Proceso

Proceso de Consolidación y Publicación del Índice de la Felicidad

Analizando la Información

1. ¿Mayor Felicidad = Mayor productividad?

Al principio la iniciativa de medir la felicidad fue vista como algo muy romántico, muy abstracto. Obviamente no era muy común escuchar de esto y no se había intentando algo similar antes. Si bien es cierto, se tenía en mente como algo que permitía medir la «Promesa SAFe», el staff Ejecutivo no veía mucho valor…hasta que resaltamos lo que decían los estudios: «Un empleado feliz es más 31% productivo». Recuerdan las cifras de arriba. Veía como empezaba a brillar una luz en los ojos de algunas personas.

Nuestra hipótesis fue: «A mayor felicidad mayor productividad». Aunque productividad es un concepto que se presta a discusión, sobre todo hablando de Agilidad (quizás un término del siglo XX como bien lo dijera Ángel Medinilla) el reto ahora es expresar desempeño en términos de agilidad. Como eran equipos Scrum, la respuesta fue muy obvia: «Velocidad» (otro concepto discutible, pero se escapa a este post). Al inicio no me gustaba usar la Velocidad, pensaba en que se prestaría a comparación entre equipos, y más significativamente uno de los motivos fue que no hay homologación entre los puntos o velocidades de los equipos, es decir, cada equipo tiene su propia definición de qué es un punto y sus velocidades no son comparables. Una de las formas de lograr una comparación más homogénea fue utilizar la Velocidad promedio de todos los equipos.

De esta forma, contrastamos Felicidad vs. Velocidad. Recuerdo que moría de ansiedad por ver los datos, en verdad esperaba que se cumpliera la hipótesis. Pero, oh sorpresa!…no fue así. Encontramos que podíamos tener equipos tristes con mayor desempeño, y equipos felices con una entrega inferior. ¿Por qué? Me rompía la cabeza tratando de encontrar explicación. Investigué y me encontré con el trabajo del Dr. Charles Kerns, PhD por el 2008 y que despejó mi mente.

Lo más interesante fue la siguiente matriz:

Felicidad vs Desempeño

Matriz de Felicidad vs Desempeño – Dr. Charles Kerns, PhD

Cada cuadrante corresponde a un grupo que poseen sus propias características y lo más interesante, el autor propone acciones de mejora específicas para ayudar a los equipos en cualquiera de las categorías. Esto fue revelador para mí. Lo discutimos con los Scrum Masters y podíamos enfocar acciones de mejora más claras con los equipos. Compartimos los hallazgos con los managers y los invitamos a generar acciones en conjunto. Estábamos muy felices! La herramienta sirvió en ayudar al crecimiento y bienestar de los equipos. Esto destapó la creatividad de los Scrum Masters, surgieron nuevas técnicas de retrospectivas, más actividades lúdicas, campañas y actividades interesantes para lograr mayor motivación. Gracias equipo! (a Katty, Andrés, José Manuel, Polo, Luis, Ana María, Stephanie y Ximena).

Pensamientos finales

Aprendí mucho de implementar esta herramienta. Espero que este post le brinde la guía y motivación para emprender una iniciativa similar en su compañía, y que por favor me comente cómo le fue. Obviamente, fórmulas, visualización y demás pueden mejorarse; pero más allá de eso, mi mensaje final es que considere el aspecto de la Felicidad como algo importante, y realzar su enfoque hacia cuidar y cultivar le bienestar en sus equipos y su organización.

«Las empresas a menudo se olvidan de la cultura, y en última instancia, sufren por ello porque no se puede entregar un buen servicio con empleados infelices.”

– Tony Hsieh, CEO de Zappos

Gracias por leer.

Referencias

Agile es cultura, pero cultura viva!

Me animo a escribir este post porque recientemente leí tres artículos que están causando revuelo en la comunidad agilista, en parte por sus reconocidos autores y por otra, por su contenido. Me refiero al artículo The Agile Holocracy de Allen Holub, The Corruption of Agile de Andrew Binstock y The True Corruption of Agile del Tío Bob.

El tema en discusión: comprender Agile como un conjunto de valores y principios más allá de un conjunto de prácticas; interpretar si Agile es una cultura o no.

El punto de Allen y Andrew: «Agile es un cultura, no un conjunto de prácticas»

Allen y Andrew explican en sus artículos que un gran grupo de consultores ágiles se enfocan rápidamente en la aplicación y socialización de prácticas o frameworks olvidando lo que en esencia se menciona en el Agile Manifesto. Agile es un conjunto de valores y principios, más que prácticas de desarrollo de software.

El punto del Tío Bob: «Agile es una cultura expresada a través de un conjunto de prácticas»

En respuesta, el Tío Bob explica que la verdadera corrupción de Agile es pensar que las prácticas están separadas de la cultura. Es a través de las prácticas que podemos reconocer una cultura y por lo tanto son inherentes a ella, nos identifican. En tal virtud, Agile es también un conjunto de prácticas.

Esperen un minuto, resolvamos esto primero: ¿Qué entendemos por cultura?

Okay, antes de comentar mi punto de vista al respecto deseo detenerme un momento a comprender lo que es cultura. Hay muchas definiciones (si no me creen vean esta discusión en LinkedIn). Para mí, cultura es como el par de lentes adquiridos a través de los cuales vemos y comprendemos el mundo. Es parte de nuestra memoria colectiva y de la comprensión de nosotros mismos. Cultura es algo que nos une.

Algo que me ha ayudado a comprender mejor lo que es cultura es el trabajo de William Ouchi quien llevó conceptos de antropología a la organización y básicamente define la cultura como una pirámide en cuya base se ubican las creencias y valores, más arriba los modelos mentales y por último el comportamiento:

Cultura por William Ouchi

Esta pirámide es como un iceberg, lo único que podemos percibir inicialmente es el comportamiento de las personas e intuir lo que hay por debajo.

Pirámide 2

Si hago una relación de Agile con el iceberg tendríamos algo así:

Pirámide 3

Para mí, Agile es una cultura basada en valores, guiada por principios y expresada en prácticas. La base del iceberg es lo que llamaríamos «Ser Agile», mientras que la parte visible es lo que consideraríamos «Hacer Agile».

Pirámide 4

Okay, una cultura posee ambos: valores y prácticas; cuál es el problema?

En los procesos de adopción de Agile muchos consultores comienzan profundizando las prácticas: «hagamos TDD, tengamos Dailys Standups, usemos Scrum», etc. El problema de comenzar por la parte superior del iceberg es que las prácticas se deterioran si no son practicadas teniendo una conciencia sobre el principio o valor que las sustenta. No hacemos TDD o Dailys porque decimos que somos ágiles, hacemos TDD porque construimos software de valor, de alta calidad, de forma colaborativa y con feedback temprano; es porque creemos en la transparencia y en el trabajo en equipo. Agile es más que pegar post-its en la pared y reunirse todos los días. Del otro lado, existe una alta probabilidad de que si te reúnes como equipo, trabajan colaborativamente, usas buenas técnicas de desarrollo de software, la calidad mejore y entregues mayor valor; pero normalmente no hay una correspondencia bidireccional entre el «ser» y el «hacer».

Empty Culture

Mi punto: Agile es cultura, pero debe ser una cultura viva

Seguramente han visto muchas empresas con sus valores pintados en las paredes, o con grandes pósters diciendo: «somos ágiles, trabajamos en equipo, trabajamos con pasión, transparencia», etc; pero en el día a día pasa precisamente lo contrario: micromanagement, competencia, individualismo. De igual forma, me he encontrado con numerosos equipos teniendo «zombie standups» todos reunidos contando los minutos para terminar y sentarse nuevamente a trabajar, siguiendo la Liturgia Ágil (como le diría mi amigo Juame Cardona) de forma automática, sin ninguna reflexión acerca del valor de la práctica.

En ambos casos existe una brecha entre los valores y el comportamiento. Es una cultura vacía, una cultura zombie.

Dead Culture

Una cultura viva es aquella en donde se respira, practica y vive lo que se predica. Es aquella en donde las prácticas reflejan el verdadero acuerdo del equipo, los valores con los cuales se comprometieron, el lente a través del cual miran todos. En una cultura viva existe una comunión auténtica entre valores y prácticas, de tal forma que las prácticas pueden cambiar o evolucionar en busca de respetar los valores; es muy difícil que las prácticas por sí solas modifiquen los valores core del individuo, equipo u organización; son sus valores core quienes modifican las prácticas.

Live Culture

Adoptar Agile implica un cambio profundamente humano

«Tu cultura se come a tu estrategia por desayuno». – Henrik Kniberg

Ya lo dicen las encuestas: «el principal obstáculo para adoptar Agile es la falta de habilidad de cambiar la cultura organizacional» (State of Agile, 8th Version One Survey). Tiene sentido, no podemos ayudar a una organización sin conocerla, sin conocer los drivers y los valores en la parte baja de la pirámide más allá del comportamiento visible. Es la razón por la que estoy convencido que un Agile Coach/Consultant debe ser un antropólogo organizacional y descubrir la pirámide de cada organización. En mi opinión, más allá de las prácticas o frameworks de moda para escalar Agile; el cambio es profundamente humano. A partir del primer valor del Agile Manifesto:

Individuos e interacciones sobre procesos y herramientas.

se derivaría algo como:

Valores y principios sobre frameworks y prácticas.

No quiere decir que las prácticas o los frameworks no sean necesarios, son herramientas muy útiles; pero sin una interiorización de los valores que representan, estas se diluirán con el tiempo perdiendo aquellos valores. Una cultura Agile es la comunión auténtica bidireccional entre «Ser Agile» y «Hacer Agile», comenzando por comprender «Ser Agile» para luego «Hacer Agile».

Gracias por sus comentarios.

 

Referencias

http://www.drdobbs.com/architecture-and-design/the-corruption-of-agile/240166698

http://www.drdobbs.com/architecture-and-design/the-agile-holocracy/240166629

http://blog.8thlight.com/uncle-bob/2014/03/28/The-Corruption-of-Agile.html

http://en.wikipedia.org/wiki/William_Ouchi

http://www.thoughtworks.com/es/insights/blog/agile-liturgy

http://linkd.in/1loEIHF

Sí, soy feminista

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La noche de ayer tuve nuevamente el privilegio de participar de una reunión más de Mujeres en TI, en la que de además de escuchar a mujeres brillantes y entusiastas, pude también colaborar facilitando un par de actividades lo que para mi fue fantástico.

Me nominaron el «miembro más activo del grupo» lo que me hizo sentir supremamente orgulloso. Es que sí, soy feminista a mucha honra.

Pero ser feminista es mucho más que participar en eventos y decirlo a los cuatro vientos porque al parecer está de moda.

El feminismo no es lo opuesto al machismo; eso sería el «Hembrismo». Feminismo es igualdad; es luchar por lograr igual oportunidades y condiciones, tanto a mujeres como hombres, de elegir y decir lo que desean por encima de las trabas sociales y culturales; porque es su elección auténtica, simplemente porque somos seres humanos con capacidades, talentos, intereses y pasiones.  Se trata de justicia, de humanidad.

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Durante siglos la mujer ha sido tratada como ciudadana de segunda clase; excluida a propósito de las artes y de las ciencias. Incluso en la modernidad y hablando un poco sobre tecnología, varias mujeres que hicieron grandes aportes con sus inventos y descubrimientos, fueron privadas de publicar sus trabajos porque era algo reservado a los hombres.

Ecuador es un país machista. Todavía se sigue pensando que el papel de la mujer debe limitarse a tareas del hogar, no por elección, sino por imposición cultural. Todavía se dice que una mujer no puede conducir y recuerdo cuando un profesor decía a varias de mis compañeras en la universidad, que a lo que iban era a buscar marido. Mi mamá quería ser doctora de joven, estudió para eso durante varios años pero cuando se casó, tuvo que dejar la carrera porque no era bien visto que el marido permita que su esposa trabaje,  se temía que la gente creyera que mi papá no era capaz de mantener a su familia, que necesitaba ayuda. Sin embargo, mi madre siguió y obtuvo la licenciatura y posterior a eso siguió otra carrera. Soy feminista gracias a mi mamá; porque a diferencia de muchos de nuestros amigos a quienes les decían que el hombre lleva los pantalones, nos enseñó a mis hermanos y a mí que la diferencia entre faldas y pantalones es una tontería, que no existe cosa que una mujer no pueda lograr, que las tareas de la casa son de todos, que no está mal que un hombre cocine; que todos somos seres humanos con iguales condiciones y capacidades; que sí hay algo por valorar y querer es al ser humano en cada uno de nosotros.

Soy feminista porque deseo y busco igualdad y respeto para todos. Me encanta Mujeres en Tecnología porque además de las maravillosas personas con las que puedo compartir, he visto como la carrera de TI ha sido concebida como algo exclusivo de hombres y en realidad eso no es así; el algo que debemos cambiar.

Gracias mamá y gracias Mujeres en Tecnología 🙂

En busca de la felicidad – Una organización de personas felices

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Hablar de felicidad o sentimientos, son posiblemente dos de los tópicos más subestimados, ignorados -y por supuesto- menos valorados dentro de la dinámica de los negocios y el entorno laboral. Dentro del ADN de los negocios y en las raíces mismas del management tradicional (el que heredamos de la época industrial) existe al parecer una noción de que los sentimientos de las personas que conforman una organización no son tan importantes como su productividad o su capacidad de ejecutar una tarea; al fin y al cabo se trata de recursos no!?, término que usan muchas empresas y gerentes para referirse a su equipo.

«Cómo es que cuando quiero un par de manos también me traen un cerebro.» – Henry Ford

Yo añadiría: y un corazón también!! (Bueno, en el sentido figurado más puro, ya que los sentimientos nacen en el cerebro, pero nos identificamos más fácilmente con el corazón 🙂 ).

A finales del siglo XX, se puso de moda en el mundo los negocios una palabra: motivación. Aparecieron muchas teorías y modelos. «Motivar a tu gente» se convirtió en el objetivo, al conocer que la productividad está estrechamente relacionada al estado de ánimo y compromiso de un empleado. Interesante.

Entonces, se crearon varios mecanismos para «fomentar» la motivación y aparecieron los bonos, promociones, regalos, etc. Era algo como: si alcanzas a lograr este valor en ventas, obtendrás un porcentaje de las ganancias; si llegas a un valor menor, entonces obtendrás un porcentaje menor; y así por el estilo. Después de esto, la gente de Ventas sale corriendo pisándose unos sobre otros a capturar más clientes. En la mayoría de los casos se pierde el foco; lo importante ya no es la calidad del producto o servicio, es simplemente vender más.

Pero, qué motiva realmente a una persona? Afortunadamente Dan Pink nos brinda luces maravillosas sobre el tema; y habla sobre la Motivación Intrínseca, compuesta básicamente de brindar a cada persona tres elementos esenciales: Autonomía, Maestría y Propósito. Jurgen Appelo en su trabajo sobre Management 3.0 lo extiende y habla sobre los Moving Motivators y los 10 Deseos Intrínsecos de cada persona (ChampFrogs). Muy bueno!.

En busca de la Felicidad

La felicidad es una elección consciente no una respuesta automática. – Mildred Barthel

La felicidad es para muchos un concepto abstracto. Hace algunos años cuando hablaba de felicidad con algunos compañeros de la oficina me decían: «Pero, es que no se puede hacer feliz a todos, es un error.» Me hizo cuestionarme mucho, y en cierto modo tenían razón; cada persona posee un conjunto diferente de valores, motivadores, expectativas y deseos; es lo que nos define como individuos y nos hace únicos, y de una forma maravillosa iguales también; todos tenemos aquello. Cada quien posee su concepto de felicidad.

Y entonces, cómo podemos sentirnos más felices en la oficina?

Desde hace un par de décadas, todos somos testigos del nacimiento de una nueva generación de empresas y alrededor de ellas un conjunto de principios, estructuras organizativas y técnicas llamativas que procuran mejorar colaboración, aumentar la creatividad y la satisfacción de las personas. Para muchos de nosotros ya no es raro ver una oficina al estilo Google y toda su filosofía por detrás; y es precisamente ese fundamento ideológico por donde se debe comenzar.

Definir una cultura organizacional basada en valores y principios que las personas quieran, sientan y se identifiquen con ellos; que sea un trabajo de todos; y que cada persona en la organización respete y quiera ser parte de esa identidad. Construir algo para un propósito más grande, y trabajar por el.

Ajustar constantemente el entorno para «habilitar» la felicidad en las personas. Por ejemplo, Zappos posee una persona en una posición llamada Chief Happiness Officer, encargada en todo momento de preocuparse de la felicidad de las personas de la compañía y entregar felicidad también. Medir la felicidad es posible, aquí hay una implementación muy ingeniosa de un Happiness Index usando bolas de tennis, me gusta mucho!. Hacer de la felicidad una parte importante y visible de su negocio y sus equipos, por ejemplo aplicando algo como el Happiness Profit, y preocuparse de hacer depósitos positivos a la cuenta de felicidad; tal vez aplicando técnica como la de Kudo Box.

Si bien es cierto, no hay recetas para la felicidad; y tal como reza el dicho, más que un destino, la felicidad es un camino a disfrutar. Si deseas ser feliz en tu trabajo, disfruta de el. Trabaja en algo que realmente te apasione, en el que sientas que aportas con tu talento y energía a un propósito que consideras grandioso, sublime, que puede cambiar al mundo. Busca tus motivadores a tu alrededor, busca la motivación en tu corazón. Sal, cambia al mundo y sé feliz en el camino, es tu elección!.

«La felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía.»  – M. Gandhi

El valor de la experiencia en tiempos de incertidumbre

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Seguramente, alguna vez nos hemos enfrentado a una entrevista laboral y con ella a una pregunta de rigor  -adicional a cuál es tu aspiración salarial?, por supuesto-…cuál es tu experiencia??.

Cuál es tu experiencia con esta herramienta? o en este proceso? o haciendo tales actividades?. Incluso, en alguna ocasión me pedían que establezca un porcentaje a mi experiencia sobre ciertas cosas…por teléfono.

En fin, valoramos mucho la experiencia; y esto no es casualidad, es herencia. Pasaban aquellos tiempos de post-guerras donde las organizaciones representaban estabilidad y crecimiento económico. Las industrias proliferaron y dentro de estas organizaciones se tomaba mucho en cuenta aspectos de producción: números de piezas por unidad de tiempo, número de fallas por item y así por el estilo.

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De esta forma, el trabajo manual y el conocimiento manejando herramientas para elaborar productos de forma más rápida y con calidad se valorizaron altamente. Un trabajador con buenas habilidades tenía preferencia y por ende era seleccionado para el puesto y promovido posteriormente.

Se me viene a la mente la escena de la Lista de Schindler donde se le toma el tiempo a un obrero para construir un picaporte (la escena aquí):

Escena

De alguna forma, esto evolucionó hacia labores no necesariamente industriales o de manufactura. Fue tan fuerte su influencia que la vemos y la hemos vivido en casi todas las empresas de casi todos los sectores (en algunos más fuerte que en otros). La importacia de la experiencia es parte del ADN de las organizaciones, tal como las conocemos.

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Sin embargo, vivimos en un mundo diferente; rodeados de un entorno dinámico, de cambios constantes y de disrupciones tecnológicas que cambian la vida de las personas y organizaciones. En este ámbito plagado de incertidumbre les pregunto…qué valor tiene la experiencia?.

 

Tomemos en cuenta que hoy existen carreras que no existían sino hace 8 años o menos. Que existen nuevas plataformas tecnológicas que marcan tendencias y generan nuevos empleos que antes no imaginábamos, así como también una nueva especie de empresas al mando de geeks que salen de la nada y transforman al mundo.
Tecnologias

 

Yo quiero ser un emprendedor (algún día cuando me arme de valor y deje mi trabajo
por perseguir mis sueños, falta poco); y como todos los emprededores de mi generación, queremos fundar una empresa innovadora, una empresa que marque la diferencia, que haga cosas diferentes, que deleite a los clientes. La pregunta que me surge es: contraríamos personas con mucha experiencia si no pensamos en hacer lo mismo??. Pienso que demasiada experiencia en algo puede matar la innovación (les invito a leer un gran artículo de José Miguel Bolívar).

Es mejor contratar a la persona correcta antes que a la experiencia correcta. Yo prefiero Mindsets sobre Skillsets.

Es verdad y es importante también, hay que tomar en cuenta la experiencia en nuestro propio campo, nuestras herramientas y nuestros procesos en el momento de contratación; pero no sobrevalorarlas. Existen otras competencias que tienen un alto valor: energía personal, capacidad de completitud de tareas, trabajo por resultados, transparencia y comunicación, capacidad de aprendizaje, habilidades sociales, la capacidad de ayudar al equipo a crecer…la capacidad de inspirar.

Invitar a un nuevo miembro a nuestra empresa o a nuestros equipos no debe verse únicamente desde el punto de vista financiero, como un obrero más a la fábrica. Las personas no son recursos. Incorporar a una nueva persona a la empresa tiene que ver más con una decisión estratégica; y es responsabilidad de la empresa ayudarle a crecer, a que aporte valor, a desatar todo su potencial.

Como en muchos aspectos de la vida, el balance es lo adecuado. Esto significa que, no estoy diciendo que todas las personas que durante años vienen haciendo una labor ya no son elegibles para aportar y generar innovación. Tampoco que mayor experiencia significa mayor edad. Lo que digo es que nuestra carrera siempre debe estar en un «beta permanente», investigando constantemente, aprendiendo, adaptándonos, dispuestos con estusiasmo a abrirnos hacia nuevos habilidades, destrezas, tecnologías, empresas….personas.

Si deseas construir un barco, no mandes a los hombres a recoger madera o distribuyas el trabajo. Mejor evoca en ellos el anhelo de la belleza y la inmensidad del mar. – 

Antoine de Saint-Exupery

 

#ConversaAgil, Latinoamérica unida en la Agilidad

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«Nunca dudes que un pequeño grupo de personas comprometidas puedan cambiar el mundo. En efecto, es lo único que lo ha logrado» – Margaret Mead 

Hoy en la tarde participé de una experiencia fantástica. 


Agilistas de Venezuela, Chile, Colombia, Perú y Ecuador participando con sus tweets en el primer ConversaAgil; una simple pero poderosa iniciativa diseñada para compartir experiencias acerca de Agile y conversar sobre un tema específico propuesto; en esta ocasión «Técnicas ágiles aplicadas a proyectos que no son de software». 

 

#ConversaAgil se asemeja a un OpenSpace habilitado sobre Twitter (algo como un TOS: Twitter Open Space) en el cual todos los participantes compartieron sus tweets llenos de valiosos aportes, links y consejos. Es un espacio para conocer y exponer puntos de vista sobre una problemática ágil y al mismo tiempo fortalecer las relaciones entre amigos agilistas de la región, que aunque no nos conocemos personalmente, compartimos este gran espíritu ágil y las ganas de ayudar. 

 

Todavía hay cosas por mejorar, pero para ser el primer intento, salió genial!! Pronto llevaremos a cabo otro #ConversaAgil. 

 

Gracias Gustavo Bonalde e Irwin José Franco por hacerme parte de esta maravillosa idea; un gusto colaborar con Ustedes. 

 

Saludos!