Seguramente, alguna vez nos hemos enfrentado a una entrevista laboral y con ella a una pregunta de rigor -adicional a cuál es tu aspiración salarial?, por supuesto-…cuál es tu experiencia??.
Cuál es tu experiencia con esta herramienta? o en este proceso? o haciendo tales actividades?. Incluso, en alguna ocasión me pedían que establezca un porcentaje a mi experiencia sobre ciertas cosas…por teléfono.
En fin, valoramos mucho la experiencia; y esto no es casualidad, es herencia. Pasaban aquellos tiempos de post-guerras donde las organizaciones representaban estabilidad y crecimiento económico. Las industrias proliferaron y dentro de estas organizaciones se tomaba mucho en cuenta aspectos de producción: números de piezas por unidad de tiempo, número de fallas por item y así por el estilo.
De esta forma, el trabajo manual y el conocimiento manejando herramientas para elaborar productos de forma más rápida y con calidad se valorizaron altamente. Un trabajador con buenas habilidades tenía preferencia y por ende era seleccionado para el puesto y promovido posteriormente.
Se me viene a la mente la escena de la Lista de Schindler donde se le toma el tiempo a un obrero para construir un picaporte (la escena aquí):
De alguna forma, esto evolucionó hacia labores no necesariamente industriales o de manufactura. Fue tan fuerte su influencia que la vemos y la hemos vivido en casi todas las empresas de casi todos los sectores (en algunos más fuerte que en otros). La importacia de la experiencia es parte del ADN de las organizaciones, tal como las conocemos.
por perseguir mis sueños, falta poco); y como todos los emprededores de mi generación, queremos fundar una empresa innovadora, una empresa que marque la diferencia, que haga cosas diferentes, que deleite a los clientes. La pregunta que me surge es: contraríamos personas con mucha experiencia si no pensamos en hacer lo mismo??. Pienso que demasiada experiencia en algo puede matar la innovación (les invito a leer un gran artículo de José Miguel Bolívar).
Es mejor contratar a la persona correcta antes que a la experiencia correcta. Yo prefiero Mindsets sobre Skillsets.
Es verdad y es importante también, hay que tomar en cuenta la experiencia en nuestro propio campo, nuestras herramientas y nuestros procesos en el momento de contratación; pero no sobrevalorarlas. Existen otras competencias que tienen un alto valor: energía personal, capacidad de completitud de tareas, trabajo por resultados, transparencia y comunicación, capacidad de aprendizaje, habilidades sociales, la capacidad de ayudar al equipo a crecer…la capacidad de inspirar.
Invitar a un nuevo miembro a nuestra empresa o a nuestros equipos no debe verse únicamente desde el punto de vista financiero, como un obrero más a la fábrica. Las personas no son recursos. Incorporar a una nueva persona a la empresa tiene que ver más con una decisión estratégica; y es responsabilidad de la empresa ayudarle a crecer, a que aporte valor, a desatar todo su potencial.
Como en muchos aspectos de la vida, el balance es lo adecuado. Esto significa que, no estoy diciendo que todas las personas que durante años vienen haciendo una labor ya no son elegibles para aportar y generar innovación. Tampoco que mayor experiencia significa mayor edad. Lo que digo es que nuestra carrera siempre debe estar en un «beta permanente», investigando constantemente, aprendiendo, adaptándonos, dispuestos con estusiasmo a abrirnos hacia nuevos habilidades, destrezas, tecnologías, empresas….personas.
Si deseas construir un barco, no mandes a los hombres a recoger madera o distribuyas el trabajo. Mejor evoca en ellos el anhelo de la belleza y la inmensidad del mar. –
Antoine de Saint-Exupery
Buen post